Con Intesens, ¡el internet de las cosas avanza a toda máquina!
Un caso de éxito

El contexto
Situada en Labège, cerca de Toulouse, la startup Intesens ha sido seleccionada por la operadora ferroviaria nacional francesa, SNCF, para desplegar a gran escala sensores conectados a su equipamiento. Tradicionalmente, el mantenimiento de las redes ferroviarias ha requerido inspecciones sobre el terreno, en las que los operarios comprueban el estado de las catenarias para evitar posibles roturas —cada año se producen unas 400—. Dado el tamaño de la infraestructura (aproximadamente 30 000 kilómetros de vías en el caso de la red francesa, la mitad de ellas electrificadas), se trata de un trabajo tedioso y peligroso; de ahí que a los trabajadores que lo realizan se les conozca como «ardillas».
El desafío
De las pruebas en la estación de Toulouse al equipamiento de toda la red ferroviaria francesa
Para ayudar a estas «ardillas» a realizar su trabajo, evitar los retrasos producidos por este tipo de averías y, de paso, ahorrar algo de dinero (el coste de reparar una catenaria rota es bastante elevado), SNCF, en el marco de su política de innovación abierta, lanzó en 2014 un desafío: diseñar un dispositivo tecnológico de ayuda al mantenimiento. Intesens propuso colocar sensores conectados en los contrapesos de los cables para monitorizar a distancia su tensión mecánica mediante una plataforma web que recopilase los datos transmitidos a través de la red de baja velocidad Sigfox. Cuando se detectase una anomalía, los operarios recibirían inmediatamente una alerta. De este modo, en lugar de inspeccionar las vías, podrían centrarse en el trabajo en el que aportan mayor valor añadido: el mantenimiento preventivo y las reparaciones. SNCF, muy interesada en la idea, decidió desplegar este dispositivo, en colaboración con Intesens, en la estación Toulouse-Matabiau con el objetivo de ir perfeccionándolo para reducir el número de falsas alertas. Y así comenzó esta estrecha colaboración con la startup, que ya había probado con éxito otros dispositivos en el sector ferroviario, como los sensores de temperatura de los raíles (en caso de sobrecalentamiento en verano, el metal se dilata y es necesario limitar la velocidad de los trenes) o, incluso, sensores que miden la deformación de los raíles para evaluar el peso de los convoyes. Para innovar «a alta velocidad» con su socio Intesens, SNCF llegó incluso a trasladar a principios de 2016 a uno de sus equipos a Toulouse, donde también se encuentra Sigfox, pionero en redes de baja velocidad dedicadas al IoT.
«Los proyectos piloto han dado buenos resultados», explica Mathieu Sacrispeyre, CEO de Intesens. «Nos han permitido demostrar la fiabilidad de los dispositivos, pero también, y sobre todo, la rentabilidad de la inversión que puede esperar SNCF. Nuestra solución permite optimizar las operaciones de mantenimiento, ya que los técnicos solo se desplazan cuando realmente hace falta. Además, la disponibilidad del dispositivo monitorizado mejora notablemente». Dicho de otro modo, la instalación de los sensores en los 100 000 contrapesos de la red francesa se amortizaría simplemente previniendo una o dos roturas de catenarias. ¡Increíble! «En 2017 daremos un paso más y multiplicaremos el número de sensores para equipar la infraestructura ferroviaria francesa en su totalidad, con varias decenas o incluso centenas de miles de sensores».
La solución
Francia: un paso por delante en el internet de las cosas
Tras sus avances en el sector industrial, Intesens ha sido capaz de aplicar al sector energético la colaboración y los hallazgos empíricos realizados en el campo del internet de las cosas (IoT). Para ello, colabora con RTE (operador de la red de transporte de electricidad francesa) y Enedis (empresa que gestiona la red pública de distribución de electricidad) para prevenir la rotura de los cables y monitorizar los grupos electrógenos que garantizan el suministro de los usuarios durante las operaciones de mantenimiento de la red. «Tenemos suerte, ya que Francia lleva una amplia ventaja en el campo del IoT y, en particular, del IoT utilizado para el mantenimiento industrial (que constituirá en el futuro el grueso del parque de objetos conectados a escala mundial). Por un lado, buena parte de esta tecnología es francesa, como las redes Sigfox y LoRa. Por otro, empresas como SNCF o Enedis decidieron invertir muy pronto, y de forma masiva, en la entrada de sus negocios en la era digital. Por último, las empresas con las que trabajamos han entendido que, si las soluciones que desarrollamos juntos se extienden por Europa y el resto del mundo, podrán garantizar su permanencia, su mejora continua y, finalmente, un precio más bajo». De hecho, Intesens ya ha entablado conversaciones con otras empresas ferroviarias europeas...
La startup, cuya facturación superó el millón de euros en 2016 y que ha duplicado su plantilla en un año hasta alcanzar las 20 personas, tiene otros proyectos en mente. «Cuando se amortiza la inversión de los sensores conectados, se demuestra su utilidad o estos permiten cumplir con un imperativo legal, las posibles aplicaciones son casi ilimitadas. En el ámbito de las ‘smart cities’ o ciudades inteligentes, también equipamos ascensores, escaleras mecánicas, bombas de agua... y, desde hace poco, las baterías de respaldo de los sistemas de alimentación interrumpida instalados en dispositivos críticos». Y para aquellos a los que les frene la inversión inicial necesaria para la adquisición y la instalación de los sensores conectados, Intesens pone a su disposición un tipo de financiación todavía poco extendida en el sector del IoT: el «leasing». Pocas veces la innovación es solo una cuestión tecnológica.
El resultado
Una infraestructura escalable gracias al Public Cloud de OVH
Para recopilar, tratar y explotar, en forma de alertas o gráficos, los datos transmitidos por los sensores conectados instalados sobre el terreno, Intesens montó una infraestructura escalable basada en el Public Cloud de OVH. «Desde el principio hemos contado con un servidor dedicado en el que alojamos las aplicaciones que desarrollamos específicamente para algunos clientes. Junto a él hemos construido dos entornos, para la producción y la preproducción, alojados en dos datacenters remotos. En cada entorno encontramos una arquitectura tradicional: balanceador de carga, servidor de frontend, servidor de backend y servidor de base de datos (PostgreSQL). Cuando tenemos alguna necesidad especial de procesamiento, o para los picos de carga, añadimos instancias bajo demanda. Para mejorar y proteger la comunicación entre las diferentes instancias, utilizamos la red privada vRack. Actualmente, la aplicación web que hemos desarrollado es la más utilizada, pero últimamente se ha producido un aumento en el uso de nuestra API, que permite interconectar los datos con los sistemas informáticos de nuestros clientes. El Public Cloud nos ayuda a adaptarnos fácilmente a todos estos cambios».
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